11 de marzo de 2022

El Ingreso Mïnimo Vital

 Al principio de la pandemia se aprobó el Ingreso Minimo Vital, lo que aportó esperanza a mucha gente que vivía al borde del peligro de exclusión, que es el nombre oficial de la pobreza, al parecer. Porque vivir instalado en la precariedad, dependiendo de sueldos o ayudas sociales míseras e irregulares, no es vivir al borde de nada. Es vivir instalado en la pobreza. 

Cada accidente doméstico: una vieja lavadora o un viejo calentador, o un viejo frigorífico que acaban muriendo significan o pueden significar una catástrofe. O un viejo coche o motocicleta que pasan a mejor vida. Cualquier problema odontológico significa una catástrofe, ya que la Seguridad Social no ofrece más que la extracción de piezas. Cualquier problema dermatológico significa una catástrofe, ya que ningún fármco dermatológico entra dentro del catálogo de la seguridad social. 

De hecho, el que los médicos de la Seguridad Social te receten fármacos, plantillas, gafas, etc. que no entran dentro del catálogo de la Seguridad Social significa otra pequeña catástrofe. Por eso el Ingreso Mínimo Vital supuso una gran esperanza para mucha gente. 


 

Sin embargo, estas esperanzas no se han cumplido. Peor aún, se han concedido ayudas que luego se han reclamado. Y la gente que vive instalada en la precaridad, cuando recibe dinero, se dedica a tapar agujeros. A devolver préstamos particulares de familiares, amigos, vecinos que tampoco nadan en la abundancia. Porque a ellos ningún banco les presta ni les financia nada.  Amigos y vecinos que prestan de buena fe, a veces incluso a sabiendas de que igual nunca recuperarán lo prestado. Los familiares no suelen prestar, o dan o no dan, pero no suelen reclamar ningún tipo de devolución, salvo que lo necesiten de verdad.

Ignoro cuánta gente se lanzó a pedirlo, encomendándose a dios o al diablo, tras comprobar las trabas que existían para acceder a los servicios sociales municipales: largas listas de espera, horarios de atención presencial reducidísimos, imposibilidad de concertar citas online por carecer de medios materiales e inmateriales, etc. Tampoco la tramitación con ayuda de un trabajador social, teóricamente cualificado, pero desde luego sin entrenamiento para esta nueva ayuda creada en medio de la pandemia, ha sido garantía de nada. 


El ahorro autonómico en rentas sociales ¿correlaciona con las denegaciones del IMV que se recurren? En este mismo artículo leemos que desde Europa se lleva tiempo criticando la ineficacia de la lucha contra la pobreza, en España.

Nota:

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Postdata:

A D. le habían revisado el IMV tras suspender el pago con motivo de su reclamación, y pasó a cobrar poco más de 500 euros (con una hija menor y una discapacidad de más de 65% le correspondía más, según el simulador de la web oficial). En noviembre, de repente, le pagaron menos de 300 euros. Sin ninguna explicación. Y lo mismo en diciembre. Y con fecha 30 DE DICIEMBRE le llega una notificación de la Seguridad Social comunicándole una nueva resolución, comunicándole el nuevo importe que llevaba ya dos meses cobrando. Es decir, DOS MESES DE RETRASO EN LA COMUNICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN. Y no era por problemas de correo, porque la fecha de salida era del 26 de diciembre.