30 de mayo de 2019

tras las elecciones, en general

En lugar de golpearse el pecho con lo guay que es "nuestra democracia" muchos politicos y opinólogos podrían ponerse a pensar cómo mejorarla. La prescripción de los delitos cometidos o permitidos por políticos en el ejercicio del cargo, el permitir que los imputados se presenten a cargos públicos mientras están imputados, todo ello promueve la desafección de los ciudadanos a la hora de votar, y los convierte en fáciles víctimas o cómplices de populistas y delincuentes.

Por otro lado, los políticos, tanto los que ejercen cargos de gobierno como los que ejercen la oposición se deben a LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO, ES DECIR, A TODOS LOS CIUDADANOS. Gobernar sólo para sus votantes es CLIENTELISMO de la más baja estofa, sea de izquierdas o de derechas. 
"Los ciudadanos han dicho" ... Los ciudadanos han votado diversas opciones, cada cual tiene sus motivos, y salvo que sean brujos y brujas y tengan una bola de cristal, los políticos NO PUEDEN CONOCER las motivaciones de los votantes, sólo intuirlas. Si son inteligentes igual aciertan, pero sólo quizá. Y, repito, su obligación es pensar en TODOS, no sólo en sus votantes. Evidentemente, cuantos más votos hayan recibido, más probable es que sus votantes compartan su visión de los problemas y las soluciones que proponen. Pero si bien votar puede ser un acto egoista, ejercer la política obliga a estar por encima de los intereses propios y de los de sus votantes. No hay nada menos democrático que las políticas del "rodillo" institucional, sean parlamentos nacionales, autonómicos o corporaciones locales.

Evidentemente las soluciones propuestas por los diversos partidos y grupos políticos son diferentes, pero quienes descuidan el bien común sólo merecen desprecio, estén en el gobierno o estén en la oposición.

La precariedad favorece la economía sumergida y la explotación, la desigualdad extrema favorece las "salidas imaginativas" al margen de la legalidad y abona el terreno para la captación de los excluidos por parte de la delincuencia organizada, tanto como víctimas como en tanto que cómplices y ejecutores.

21 de mayo de 2019

la juventud de algunos diputados

Estoy oyendo en la radio comentarios acerca de la juventud de algunas diputadas (porque hoy las dos secretarias de la mesa de edad son mujeres) y pienso que ello es consecuencia de la poca oportunidad de participación política de la ciudadanía. Prácticamente no hay espacios para la participación política institucional en las grandes ciudades, si no eres miembro de un partido. Y como en los partidos tradicionales los primeros puestos suelen ir ligados a la antigüedad, entre otros factores, es más frecuente ver a los diputados jóvenes en los nuevos partidos.

Pienso que si hubiera más espacios de participación política efectiva, habría más ciudadanos participando activamente y nos encontraríamos menos políticos profesionales mediocres en las instituciones.

Me comentaba mi madre que en los grandes partidos alemanes no entras en las listas si no puedes pagar al menos 10.000 euros. No entendí si se refería a pagarlos, o a gastarlos. Porque para darse a conocer entre los miembros de un partido necesitas también invertir tiempo y publicidad.

La precariedad y las jornadas laborales absurdas son uno de los grandes obstáculos a la participación ciudadana en la política. Especialmente para los ciudadanos con menor renta y titulación. Cierto que se puede tener una cierta preparación al margen del mundo académico, de hecho los partidos y los sindicatos suelen dedicar recursos a la formación. Pero también es cierto que no son recursos a disposición de la gran mayoría de ciudadanos, sino más bien a disposición de quienes más cerca están de ellos: familiares y empleados.

Los colegios e institutos, que son el primer agente educativo, no dedican apenas ninguna atención o recurso a la educación política. Los delegados de clase, cuando los hay, suelen cumplir alguna función burocrática, pero no tienen realmente, por regla general, ningún poder de interlocución o representación. Las preferencias de los alumnos no tienen ninguna relevancia: ni en cuanto al curriculum, ni en cuanto a asuntos extracurriculares: excursiones, calidad de la comida, descansos, utilización de las infraestructuras del centro fuera del horario escolar, etc. De modo que cumplen la mayoría de edad sin haber tenido ninguna experiencia en cuanto a delegar poder de representación y pedir rendición de cuentas.

Tampoco suelen recibir ningún tipo de educación sobre las instituciones de la vida civil: ayuntamientos, juntas de distrito en las grandes ciudades, parlamentos autonómicos, parlamentos nacionales, otras instituciones como la justicia o los distintos niveles de la administración. Ni sobre aspectos fundamentales en la vida adulta como son los ámbitos laboral, fiscal, comunitario, interpersonal, educación de los hijos, etc.

¿De dónde están saliendo los nuevos diputados y diputadas? Pues del más puro activismo puro y duro, de la PAH, del 15M, de partidos radicales de diversos pelajes .... y pocos espacios se les ofrecen fuera de las grandes instituciones. Pienso, y es una hipótesis, que si hubiera más espacios de participación política efectiva en niveles de menor peso, los ciudadanos podrían tener una cierta carrera política compatible con una vida laboral y una vida familiar, y que los más aptos y mejores podrían dar el salto a niveles de más peso llegando con una mayor experiencia y mejores conocimientos de la realidad ciudadana.

Y por otro lado, como sociedad civil, dependeríamos menos de los aparatos de los partidos, porque tendríamos ciudadanos mejor preparados para una representación directa en los niveles de decisión más cercanos. Creo que estamos viendo a mucha gente joven y menos joven apostando por soluciones al margen de los partidos tradicionales, viendo lo lastrados que están por prácticas poco edificantes (dependencia de bancos, vinculación con los grandes poderes económicos, sumisión a las fórmulas ofrecidas por los lobbies con mayor poder económico, etc.). Y que eso explica la irrupción de los nuevos partidos. Al menos por el lado de la izquierda.

2 de mayo de 2019

Tras las elecciones generales

Ganó el PSOE, y, en conjunto, las izquierdas han obtenido más escaños que las derechas. Me temo que mucho más no se puede decir. El PSOE, gracias a la ley de Hondt y a la escandalosa configuración de las circunscripciones, ha obtenido una gran mayoría de votos.

Tampoco hay que atribuirle más valor del que tiene. Venimos de un sistema bipartidista, que favorece la incultura política, porque la gente básicamente votaba siempre lo mismo, quedándose en casa cuando no estaba a gusto con los políticos de turno. La gente de izquierdas, entendiendo por tal los que votaban opciones socialistas, tenían una nueva opción desde hace mucho que seguía siendo de izquierda sin llegar a ser "comunista", que era una opción que salvo a un grupo de iniciados daba cierto "miedo" o "repeluz", izquierda unida, en la que convivían comunistas y no comunistas.

Como últimamente la gente estaba tan a disgusto con los políticos de turno han ido apareciendo nuevas opciones, tanto por la izquierda como por la derecha.  Incluso hubo intentos de ofrecer opciones transversales, pero no han cuajado, se han escorado hacia la derecha, como Ciudadanos, o hacia la izquierda, como Podemos. Incluso han reaparecido los nostálgicos del Antiguo Régimen, más cercanos al franquismo que a la moderna España democrática, y que han adoptado el nombre de VOX (que no es sigla, por mucho que ellos mismos hablen de sus "siglas").

Pienso que el triunfo de la "izquierda" es atribuible, en parte, al deseo de no volver a tener que sufrir a un partido hegemónico en el que no hay ningún control efectivo de la legalidad, especialmente del aspecto financiero: ni a nivel interno, en cuanto a sus fuentes de financiación, ni a nivel institucional, en cuanto a la persecución de las prácticas corruptas. Un partido que se aferra a la apariencia y se niega a rectificar y condenar las malas prácticas pasadas.

Una gran mayoría de los actuales dirigentes del PP convivió con las prácticas corruptas y con los corruptos, y eso no puede ser. O bien no se dieron cuenta, y en ese caso deberían ser relevados, pues no es de recibo que compartas mantel con quienes usan y abusan de las malas prácticas y ni te des cuenta, o peor, que dándote cuenta no lo denuncies. Según nuestro código penal, que coincide además con la percepción del sentido común, quien tiene noticia de un delito está obligado a denunciarlo. Recordemos que fueron los hijos de Maddoff los que denunciaron al padre cuando tuvieron noticia de sus malas prácticas.

Pienso que en país occidental, con una economía capitalista y en el que tienen su hogar grandes compañías multinacionales ningún partido con vocación mayoritaria puede ser "radicalmente" de izquierdas. No se puede gobernar contra los poderes fácticos, por muchos votos que tengas, si no tienes un enorme respaldo popular. Y el PSOE no lo tiene. Ni siquiera lo tiene juntándose con los votantes de las demás opciones de izquierdas. Las actuales inercias económicas: el sistema de financiación, el entorno internacional, la actual legislación, la estructura del estado, todo ello favorece al sistema económico-social capitalista, e impide implantar medidas radicalmente de izquierdas. Con lo que el peligro de no poder conservar el poder durante un período suficientemente largo como para poder implantar con éxito medidas y políticas "de izquierdas", es decir, poner coto a la voracidad de los apetitos capitalistas, es grande. Y la tentación de ni intentarlo, por miedo a despertar a los poderes fácticos y su potencial financiero-económico para corromper el sistema, y por tanto perder el poder político, es grande.

Mientras sigamos con la actual ley electoral, con las circunscripciones dispares, con la ley de Hondt para el reparto de escaños, la cosa no va a tener remedio. Pero no es sólo eso. Mientras no tengamos un estado que persiga activamente la corrupción, la cosa no va a tener remedio. Y mientras los ciudadanos pensemos que el estado no somos nosotros, que el poder y la soberanía no está en nuestras manos, sino en las de la administración, la cosa no tendrá remedio. Es absurdo pensar que la administración del estado, por si sola, puede perseguir la corrupción de la administración del estado. Sólo la participación y control ciudadanos pueden poner coto a la corrupción de la administración del estado por parte de los poderes económico-financieros, es decir, los poderes fácticos.

Hay muchas cosas absurdas y malsanas en el actual sistema económico-financiero, y cambiarlas requiere tiempo y consenso. E inteligencia. Y no la inteligencia de unos pocos, sino la inteligencia colectiva, la inteligencia ciudadana. Y la inteligencia hay que alimentarla. Hay que alimentarla con cultura y con tiempo. Tiempo para informarse y para educarse. Necesitamos tiempo, no sólo para trabajar y para descansar, también para alimentar la inteligencia que nos permita participar de forma inteligente. Que nos permita participar más allá de acudir un domingo cada cierto tiempo para dar un cheque en blanco a diputados y concejales de nuestra confianza. Hemos dejado muchas decisiones a los políticos que, una vez muerto el dictador y adoptado el sistema democrático, no hemos recuperado.

Y va siendo hora de que los recuperemos. No porque una vez los tuviéramos, o no, durante un régimen anterior. No es cuestión de idealizar la segunda república. Se trata de recuperar para la ciudadanía el control de sus propios asuntos. Es un tema de democracia. En los países de nuestro entorno, cada ciudadanía fue recuperando sus asuntos a su manera, y tiene sus propias formas de gestionar el control de los mismos. Algunos prescindieron de sus monarquías, otras las conservaron. Unos consultan a sus ciudadanos con más frecuencia que otros. Unos gestionan los asuntos ciudadanos de una forma y otros de otra. De todos ellos podemos aprender, porque una de las características de las actuales democracias es su autocrítica y su autoevaluación. En sus universidades podemos encontrar mucha documentación e información.