Un buen ministro de Economía en un estado democrático y social se preocupa de lo que se ocupaba la economía antes de que el tinglado financiero se comiera todo y convirtiera la economía en teoría financiera: se preocupa de cómo reasignar los recursos para que TODAS las personas puedan vivir con un mínimo de dignidad.
Si nuestro modelo económico es el del mercado y el del empleo, se preocupa de que haya suficientes empleos para todos, legislando de forma que el trabajo esté bien repartido. Y si el actual grado de tecnificación hace que sólo salgan a 500 horas anuales de trabajo, pues se legisla acorde con eso. Y desde luego se ocupa de que el mercado sea transparente.
Actualmente el mercado es todo menos transparente. El secretismo no es una característica inherente al mercado, sino al sistema capitalista. Y éste ha mostrado una y otra vez que es antisocial por naturaleza. El sistema capitalista favorece la concentración, se alimenta de la concentración de recursos, e impone la ley del más fuerte. Eso es contrario a la filosofía del mercado, por más que los grandes dueños del capital nos quieran decir lo contrario.
Estamos pagando caro, especialmente en España, el secretismo y la falta de transparencia de los mercados. Ello ha facilitado la concentración de la riqueza, que no redunda en beneficio de la ciudadanía, sino todo lo contrario. De hecho, no pasa ningún día sin que no nos enteremos de que amplias partes de las riquezas de las empresas, los empresarios y los ricos del país están a salvo en paraísos fiscales, lejos de cualquier presión fiscalizadora.
La falta de transparencia del mercado laboral ha hecho que la planificación educativa, que sigue siendo una prerrogativa estatal, camine a la deriva. Porque las empresas han contratado al margen del INEM, que es el organismo estatal que teóricamente gestiona el tema del empleo. El INEM además no tiene ningún tipo de articulación o vinculación con el sistema educativo. De hecho, la formación profesional ha estado dejada de la mano de dios: ni con el INEM ni con las Cámaras de Comercio e Industria, ni con ningún estamento del mundo profesional. Aparte de que la formación profesional sigue adoleciendo de un academicismo endémico en el sistema educativo español, que sigue manteniendo unos hábitos didácticos propios de otros siglos y en parte da cuenta del cacareado fracaso escolar.Aquí el rey del mambo son las editoriales, que vía libros de texto imponen sus propias filosofías (las del capitalismo, por supuesto).
El sistema educativo apenas proporciona ninguna herramienta útil para la vida moderna, tan solo sirve de trampolín hacia el siguiente peldaño educativo, y que al final se limita a repartir privilegios en función del origen social, reservando un pequeño cupo para la cantera. Los jóvenes salen de las escuelas sin preparación para la vida adulta: ni para las relaciones interpersonales, ni para las finanzas personales o profesionales, ni para manejarse críticamente con los medios de información y comunicación. Gran parte de los que van abandonando el sistema educativo son carne de cañón para explotadores laborales y consumidores fácilmente manipulables. Incluso los que acaban con licenciaturas muestran unos niveles alarmantes de carencia de espíritu crítico. Su espíritu crítico se limita a reproducir conductas de insatisfacción inducidas por la publicidad: el "porque tú lo vales" se aplica de forma totalmente acrítica cada vez que las circunstancias o sus propias limitaciones les niegan algún capricho.
España atraviesa una "profunda crisis de identidad que esta poniendo de manifiesto otras crisis: la cultural, la económica, la educativa, la política y la de valores". La única manera de resolverlas, es apostando por "una educación capaz de reforzar la unidad e identidad cristiana de España, inculcando los valores supremos de la trascendencia humana refleja en Cristo, e implantado la autogestión legislativa para perfeccionar la democracia sin que importe el tipo de gobierno”; a fin de vencer el oscurantismo religioso, el islamismo y el judaísmo; los antagonismos políticos e ideológicos entre los españoles y los regionalismos separatistas; la corrupción e ineficacia de la partido-cracia. http://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismo
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