15 de septiembre de 2020

los jóvenes y el botellón

Soy escuchante de la SER, y cuando no tengo mucha faena .... o estoy con faenas que requieren poco esfuerzo intelectual (domésticas, administrativas, etc.) me gusta tener la radio puesta. Esta mañana oía comentarios sobre el paro juvenil, que en España por lo visto ya alcanza el 41%. 

Luego escuché comentarios sobre Ayuso, que pretende emular medidas económicas adoptadas en Francia y Alemania (cuyo paro juvenil, por ejemplo, no tiene nada que ver con el español). 

Y ahora, hace un rato, en las noticias locales, el periodista comentaba el "inexplicable" afán de juerga que parecen tener los jóvenes en estos días.

Pienso que tan "inexplicable" no es. ¿Cuándo sienta la gente cabeza? Cuando tiene que madrugar para ir a trabajar de lunes a viernes, cuando por la mañana, en el trabajo, tiene que tener la mente y el cuerpo descansado para evitar accidentes o meter la pata hasta la cintura. Cuando de su trabajo depende una familia. O cuando tiene que llevar una casa con varias personas a su cargo, y además encargarse de criar a unos hijos.

He pillado un artículo (1) de hace dos años en el que las cifras son espeluznantes: 8 años hasta el primer contrato indefinido, 56% de temporalidad en el empleo. Conjugado esto con el 41% de paro juvenil, el panorama es desolador.

Antes, un título universitario era la puerta a un buen empleo, actualmente para nada. Entonces, ¿qué motivación pueden tener los universitarios para acabar pronto y empezar a ganar dinero? Poca. No sólo de ahora, pero en especial ahora, hay muchos universitarios ocupando puestos de menor cualificación (2). Así que es comprensible que no tengan prisa por acabar, y quieran aprovechar su condición de estudiantes para divertirse, en una sociedad cuyo principal reclamo publicitario es el culto al placer, a la diversión y al "porque yo lo valgo".

Por otra parte, el botellón es la respuesta natural de gran parte de gente que tiene recursos limitados y ninguna perspectiva de salir de esa situación, y no tiene ganas de pagar veinte veces lo que le cuesta una botella de alcohol, entre otros argumentos que se me escapan, pero que seguramente para ellos tienen su lógica. 

Tampoco es que todos los jóvenes practiquen el botellón, pero sí un buen número. Y también hay negocio en el botellón, tanto legal como ilegal. En vez de perseguirlos, habría que investigarlos y buscar alternativas que den salida a las necesidades de unos y otros: también a las necesidades de descanso para quienes viven en determinadas calles y determinados barrios, que muchas veces no son precisamente los barrios de origen de esos jóvenes que impiden el merecido descanso de la población trabajadora y de mayor edad.

 

(1)Los jóvenes tardan casi 8 años en conseguir su primer contrato indefinido

(2) ESPAÑA:UNIVERSITARIO CON TÍTULO Y SIN TRABAJO



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