Fue una alegría encontrarme con cuarenta y tantas personas. Más transparente imposible. Los jóvenes organizaron la retransmisión online en streaming. Vino un observador desde Vizcaya. No todas las decisiones se tomaron por unanimidad, pero sí por mayoría absolutamente absoluta. El tiempo fue corto, pero ninguna decisión se adoptó sin que previamente no se aclararan todos los extremos del texto a acordar. De modo que de momento aún hay esperanza. Hace falta mucho diálogo, mucho debate. No sólo de los coordinadores, sino de los coordinados. Y el debate y el diálogo necesitan además de la buena disposición también del encuentro. Sólo debatiendo y discutiendo con buena disposición se puede llegar a entendimientos. Todos deben tener oportunidad de expresar su opinión y ser oídos, por TODOS.
No se tomaron todas las decisiones en las que también había acuerdo. Por una razón obvia: porque no eramos TODOS. No todos habían acudido. Hubo muchísimas presiones para impedir que acudieran todos. Un órgano coordinador central se ha erigido en órgano sancionador y rector, y emitió una resolución absolutamente impugnable. A mí me la enviaron más de media docena de veces (incluidas tres veces seguidas en medio día), sin ningún comentario adicional. Una forma un tanto cobarde de intentar acobardar, en mi opinión. Pero una ya es mayorcita para dejarse acobardar por quien no tiene más autoridad que la de la que se ha autoinvestido. Y tiene suficiente experiencia con las formas legales para no dejarse embaucar por argumentaciones falaces. No por nada llevo más de quince años lidiando con textos legales, interpretándolos (parte necesaria para traducirlos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario